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10 millones para sacar a Trump

Todo lo que sucede alrededor de la figura de Donald Trump resulta excesivo, disparatado, ridículo, insólito, absurdo y en ocasiones amenazante. Armado con los 140 caracteres de su twitter, Trump ha desatado batallas perdidas contra jugadores de futbol americano, estrellas de Hollywood, comentaristas deportivos, países árabes, senadores republicanos, alcaldes demócratas, minorias latinas, grupos feministas, cadenas televisivas y miembros de su propio gabinete. Nadie se salva de estar en su mira.

No resulta extraño, por tanto, que en el suelo de Estados Unidos haya también personajes extravagantes que le hayan declarado la guerra. El último es Larry Flint, el hombre que luchó por llevar la revolución sexual a sus últimas consecuencias, y que fundó un imperio multimillonario basado en la pornografía.

Flint tiene áhora una edad aproximada a la de Trump -74 años-, y desde su silla de ruedas lanzó un llamado a premiar con 10 millones de dólares a la persona que proporcionase información para documentar el juicio político contra Donald Trump y su posterior salida de la Casa Blanca.

Al igual que Trump, Flint ha tenido una vida marcada por la fama, las grandes ganancias y la industria del entretenimiento. Y al igual que Trump, también quiso ser presidente. Pero como bien sabemos, no lo logró.

Flint se hizo célebre por publicar una revista de sexo explícito llamada Hustler, que dejaba al Playboy como un aprendiz en el terreno de los desnudos. En la misma época estableció una cadena de casinos con espectáculos nudistas que fueron ganando terreno contra la ideología conservadora de la clase media norteamericana, y que le dieron a la pornografía un lugar privilegiado en la industria de las diversiones.

Pero a mitad del éxito llegó la tragedia.  En 1978, al salir de un juzgado en el que Flint debatía su derecho a la libertad de expresión sexual, un militante supremacista blanco le metió un balazo en el abdomen, lo que afectó su columna vertebral y lo mandó a la silla de ruedas el resto de su existencia.

Y ahora, desde su invalidez, ha lanzado una amenaza para Donald Trump, a quien también le gustan las amenazas. Hasta hoy, Trump no ha respondido en su twitter. Pero embarcarse contra el rey de la pornografía es un anzuelo que no puede dejar pasar. Es una de las guerras que más le gustan.

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