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Afganistán en el alma

Habib Zahori es un periodista afgano que vive en Otawa, Canadá. Toda su vida soñó con escapar de la guerra, del terror de los bombazos, del sanguinario régimen talibán, de la intervención armada del Pentágono. En 2014, cuando varios colegas murieron a su alrededor y estuvo amenazado de muerte, logró emigrar a Estados Unidos. Y empezó a estudiar y trabajar ocasionalmente sin papeles, como muchos indocumentados. Cuando pensaba volver a su país, a finales de 2015, recibió una llamada de su madre diciendo que si regresaba lo matarían.

Y entonces llegó Donald Trump. Eso fue un llamado de alerta para Zahori. Al darse cuenta de que su origen árabe lo ponía nuevamente como blanco de cualquier ataque, decidió huir a Canadá. Se fue en bicicleta, cruzando la frontera invisible, por un bosque invernal que representó un calvario con nieve. La policía montada lo rescató y finalmente las autoridades le dieron asilo.

Desde hace 4 años, viviendo en la tranquila capital de Canadá, Habib Zahori no tiene reposo. Su madre le dice que la familia sigue estando completa, a pesar de la ola de ataques que no cesa. Su padre le dice que se han acostumbrado a vivir dentro de un monstruo. El pasado 30 de abril un suicida que llevaba una bomba disfrazada de cámara fotográfica cobró la vida de 25 personas, entre ellas 9 periodistas. Uno de ellos, llamado Shah Marai, era uno de sus mejores amigos. Jefe de fotografía de la France Press, era el sostén de 6 hijos -la menor de apenas quince días- y dos hermanos ciegos.

Marai se acaba de unir a la larga lista de periodistas que han terminado con las vísceras al aire por los atentados terroristas, sobre todo en Kabul. Por eso Habib Zahori ya no duerme. No sabe si regresar a su patria para hacer algo -arriesgando el pellejo-, o quedarse lejos fingiendo hacer algo con la información que posee. No tiene escapatoria. La vida en Afganistán con sus niños, sus mercados coloridos, sus templos antiguos, su fanatismo indómito, sus ataques suicidas y sus cadáveres regados por las calles lo perseguirá para siempre.

 

 

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