La juventud no es siempre la edad de oro. Muchas veces es el caldo de cultivo de rencores sociales, inclinación a la violencia, caídas en el mundo de las adicciones, deseos de venganza y suicidios. No siempre es la etapa de perseguir los sueños, vivir la libertad, luchar por los ideales y gozar de la vida. Todo eso depende del contexto social y familiar en que se vive.

En un Foro de Ministros de Salud que se llevó a cabo en Cartagena, Colombia, José Narro Robles -Secretario de Salud de México-, sostuvo que América Latina cuenta con un bono demográfico que puede ser capitalizado los próximos años. En el subcontinente la edad promedio es de 28 años, mientras que en Estados Unidos es de 37 y en Europa de 40 años. Sin embargo, el horizonte de los jóvenes está impregnado por la desigualdad social, que abre brechas entre los propios jóvenes en el acceso a bienes y servicios, el crédito y la vivienda, el empleo y el ingreso, y la movilidad nacional e internacional. Este panorama influye decisivamente en el ánimo de la juventud, y puede definir sus metas y su destino. Si el bono demográfico no se aprovecha, puede convertirse en un pagaré poblacional.

En términos de salud, el funcionario mexicano señaló que la salud no puede ser una mercancía ni un nicho de mercado, y que los jóvenes tienen que aprender que la salud es un valor intrínseco al ser humano. Solo así, dijo, se puede trasmitir esa esperanza que la juventud está perdiendo.