El Día de la Independencia en Estados Unidos, como todos los días del año en ese país, se manchó de sangre. Siete personas fueron asesinadas durante una celebración en Highland Park, Illinois, en uno de los varios tiroteos mortales que hubo en todo el país durante esa festividad.

Y esa masacre no fue la peor, a pesar de haber sucedido en una fecha festiva. La masacre en la que 19 niños y dos maestras fueron asesinados  en una primaria en Uvalde, Texas, el 24 de mayo, fue el tiroteo masivo con más víctimas mortales en Estados Unidos en lo que va del año. Sucedió solo 10 días después de que 10 personas fueron asesinadas a balazos en un supermercado en Búfalo.

Son varios los factores que impulsan los tiroteos masivos en Estados Unidos. En primer lugar, la concepción equivocada de que la portación de armas es un derecho humano, como si se tratara de la libertad de expresión o la libertad de tránsito. En segundo lugar, el mercado de las armas, que a pesar de las restricciones que se imponen a los compradores representa una cifra de 19,500 millones de dólares cada año. En tercer lugar los programas televisivos, que presentan en las pantallas a héroes que defienden sus derechos y propiedades a balazos. Y en cuarto lugar los juguetes de moda, que consisten en balacear a los rivales reales o ficticios.

Se ha comprobado que los actores principales de los tiroteos masivos son jóvenes que, apenas cumplen los 18 años -la edad necesaria para comprar armas- salen con sus nuevos rifles y pistolas a matar a cualquiera. Los lugares favoritos para los tiroteos son los sitios más concurridos, como las escuelas, las iglesias y las calles y avenidas más transitadas.

Son muchas las cosas que hay que cambiar para acabar con la violencia en Estados Unidos.

Y no ha sido ni será fácil.