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El cine con causa

La Fundación Ford es una institución que nació de manera paralela a la firma automotriz mundialmente conocida. Lo que hace la Fundación es distribuir recursos y financiar proyectos de organizaciones sociales e instituciones académicas de México y Centroamérica. Su vocación es apoyar a la sociedad civil, construir capital social. Hemos apoyado desde organizaciones que promueven proyectos productivos, hasta las defensoras de derechos humanos. El abanico es muy amplio, pero ha ido cambiando. Inicialmente el tema de la educación era uno de nuestros favoritos; luego lo fueron los jóvenes, y ahora los dos grandes temas son la migración y la exclusión social. Son temas que se desenvuelven en la historia, se amplían y se transfiguran.

Y además está el cine. Nosotros apoyamos el cine asociado a una causa. El primer proyecto cinematográfico que apoyamos fue Tlachinollan, esta organización que protege a los campesinos de La Montaña en Guerrero, tiene sus centros de acción en Tlapa y en Ayutla de los Libres, y produce videos como parte de su trabajo. Nosotros empezamos a trabajar con los jornaleros agrícolas que salen de esa región, y que viven en condiciones muy precarias. Es difícil encontrar a un grupo más vulnerable. Con ellos hicimos un proyecto que se inició con las condiciones de vida de los jornaleros, y rápidamente se encaminó hacia el tema del trabajo infantil. Ahí hubo un caso bastante sonado, el de un niño de ocho años que murió aplastado por un vehículo en un campo de trabajo, y Tlachinollan hizo una película que se llamó Migrar o morir, un documental muy sensible y de muy buena calidad, y ése fue el primer proyecto que apoyamos.

El apoyo a Ambulante vino después. Tal vez el documental más importante -cinematográficamente hablando- fue Mi vida adentro, que fue el trabajo con el que nos asociamos con Ambulante. Nosotros apoyamos la realización de este documental. Es sobre una migrante indocumentada mexicana que cuidaba a su hija y al hijo de unos vecinos, cuando desgraciadamente el niño se metió papel de baño en la garganta, y eso disparó toda una desgracia. Ella llamó urgentemente a los médicos; pero cuando éstos llegaron, con su falta de experiencia, en lugar de sacarle el papel de la garganta le dieron respiración de boca a boca, con lo cual le empujaron todavía más el papel en la garganta, y por eso el pequeño murió.

El caso fue un caso típico de pisoteo de los derechos humanos. La mujer fue condenada a cadena perpetua. Pero afortunadamente la cineasta que estábamos apoyando pudo entrevistar a esta mujer antes del juicio, pudo también filmar el juicio, y la pudo entrevistar después del juicio. El proceso era profundamente racista, y hoy puedo asegurar que ella estaba condenada antes del juicio. Ella tenía 24 años, y estuvo condenada a noventa años de prisión. La película la hizo Lucía Gajá, una cineasta que había ganado un premio por su ópera prima, y gracias al documental apareció una luz de esperanza que permitió la reapertura del juicio. Aún no sabemos cómo va a terminar la cosa; sin embargo teóricamente, de no haber nueva evidencia, el juicio sólo se podría abrir 40 años después de producida la sentencia. Y ahora todo ha cambiado. La película es excelente, ha sido presentada y premiada en muchos lados, es todo un portento. Nosotros la apoyamos porque es una película cuya apuesta es defender los derechos de los migrantes indocumentados en todo momento. Y había que darle difusión. Por eso, después financiamos a Ambulante para que distribuyera la película. Queríamos llevar esta película a los pequeños poblados de donde salen los migrantes mexicanos, las llamadas zonas de expulsión, para que los que están ahí todavía puedan ver los problemas que tienen que enfrentar la gente que emigra. Lo que queremos hacer con la migración es que sea una elección, y no un destino. Que la gente vea a lo que se expone y que tenga la opción de decidir, y si tiene que irse, lo que buscamos es mejorar su seguridad en el trayecto.

A partir de ahí empezó un feliz matrimonio con Ambulante. Hemos hecho proyectos de distribución de películas sobre derechos humanos, y Ambulante nos ayudó a celebrar nuestro 50 aniversario con realización de mesas redondas, conferencias y proyección de películas en ambos lados de la frontera, en Tijuana y en San Diego. El evento culminó con un acontecimiento maravilloso, que fue proyectar la película en el muro de separación de la frontera, en las playas de Tijuana. También participamos en el proyecto Ambulante Más Allá, que consiste en enseñarles a mujeres indígenas de México, Guatemala y Nicaragua, a documentar su propia vida. Y ahora estamos apoyando la expansión de Ambulante a California. Con Ambulante tenemos ya una relación de largo plazo, y confío en que se mantendrá. Para nosotros es un verdadero privilegio, todo un lujo trabajar con ellos.

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