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Ignorancia

Ante la gira de Donald Trump por algunos países europeos, uno de los conductores más célebres de la televisión estadounidense -Jimmy Kimmel- se dio a la tarea de preguntarle a la gente de la calle, afuera de sus estudios, si sabía dónde estaban los países que iba a visitar su presidente. Algo simple, común y corriente. Y para ayudarlos un poco, sacó un mapamundi bastante grande -de un metro de altura por 1.5 metros de longitud- para que señalaran los países en su ubicación geográfica, algo que puede ser resuelto por cualquier niño de secundaria. El resultado fue que nadie lo supo.

Lo anterior puede resultar intrascendente. Pero lo verdaderamente importante vino después. Kimmel -conocido por su agudeza y sarcasmo en la presentación de los Oscares- decidió empezar a preguntar a los peatones que pasaban por las calles más transitadas de Los Ángeles si podían señalar y nombrar en el mapamundi cualquier país. No los países que visitaría el presidente Trump. Cualquier país.

El resultado fue asombroso: ninguno de los entrevistados supo responder. Algunos señalaban el continente africano y respondían: «África». Pero cuando la entrevistadora les decía que eso no era un país, sino un continente, se quedaban pasmados. Otro dijo «África» señalando Sudamérica. De todos los entrevistados, ninguno supo responder. Y fueron más de diez. Solo un niño de aproximadamente 15 años, con el inconfundible perfil de un nerd sabelotodo, respondió a la perfección señalando y mencionando todos los países de América.

El hecho de que ninguno de los demás entrevistados haya podido señalar a ningún país del mundo -ni siquiera el lugar de su propio país- es un indicador del grado de empobrecimiento de la cultura de nuestro tiempo. La pregunta no fue realizada en la Sierra Norte de Puebla, ni en la selva del Congo o Burundi. Fue realizada en el país más poderoso del mundo, y en una de las ciudades más importantes de la nación.

Lo más probable es que, cambiando simplemente la pregunta, todos hayan acertado en la respuesta. Si la pregunta se hubiera referido a marcas de ropa, de automóviles o perfumes, todos hubieran acertado. O sobre los datos de las actrices más renombradas en Instagram y demás redes sociales.

Una conclusión apresurada de todo esto es que, mientras en los países pobres la educación está por los suelos, en los países ricos la publicidad ha sustituido a la cultura.

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