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Impuesto justo

Los impuestos son un tema muy delicado. En términos generales, a nadie le gusta pagar impuestos. Pero también pueden ser una palanca muy eficaz de redistribución de los ingresos. Por eso los ministros de Finanzas del G20 (en la fotografía) aprobaron la semana pasada en Venecia un acuerdo «histórico» para la imposición de un impuesto a las multinacionales, con el objetivo de poner fin a los paraísos fiscales y que deberá entrar en vigor en el 2023.

Se trata de un acuerdo para una arquitectura tributaria internacional «más estable y más justa», que establece un impuesto global de «al menos el 15 por ciento» sobre las ganancias de las multinacionales, según indicaron a la AFP fuentes cercanas a las negociaciones.

«Se trata de una nueva arquitectura de la tributación para el siglo 21. Es una excelente noticia para todas las naciones del planeta», adelantó entusiasta a la prensa el Ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire. También la Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellena, reaccionó positivamente, e instó al mundo a «finalizar rápidamente el acuerdo», que deberá transformar la arquitectura tributaria mundial.

El propósito es el de imponer un impuesto global de «por lo menos el 15 por ciento» a las empresas para combatir los paraísos fiscales y para que las compañías tributen donde obtienen ingresos. Es un punto de quiebre fiscal, cuyas normas se irán perfilando de aquí a octubre, y que deberá empezar a aplicarse en el 2023.

«Es una jornada histórica», reconoció, por su parte, el comisario europeo para la Economía, el italiano Paolo Gentiloni, tras elogiar que se ponga fin a la carrera por el impuesto más bajo.

Los países que representan el 85 por ciento del PIB mundial quieren gravar de forma justa a los gigantes digitales que evaden en gran medida los impuestos. Varios miembros del G20, como Francia, Estados Unidos y Alemania, hicieron campaña por una tasa superior al 15 por ciento, pero se descartan cambios hasta la próxima reunión de los 19 países más ricos del mundo y la Unión Europea en octubre.

Pero varios miembros del grupo de trabajo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) que alcanzaron un acuerdo de principios el 1 de julio, como Irlanda o Hungría, siguen sin dar señales. Irlanda aplica una tasa del 12.5 por ciento desde 2003, muy baja en comparación con otros países europeos, lo que le ha permitido albergar las sedes europeas de varios gigantes tecnológicos como Apple o Google.

Durante la jornada, las islas de San Vicente y Granadinas, en cambio firmó el acuerdo, según la página de OCDE, por lo que se llegaría a 132 países a favor.

En la declaración, los ministros lanzaron un llamamiento a los llamados países recalcitrantes, para que se obtenga la aprobación de todos los 139 miembros del grupo de trabajo de la OCDE que agrupa a países avanzados y emergentes.

La reforma se propone distribuir equitativamente entre países el derecho a gravar las ganancias de las multinacionales. Por ejemplo, una empresa como el gigante petrolero BP está presente en 85 países.

Apunta a las «100 empresas más rentables del mundo, que por sí solas realizan la mitad de las ganancias mundiales», como los GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple), explicó Pascal Saint-Amans, director del Centro de política y administración fiscal de la OCDE.

El impuesto mínimo global afectaría a menos de 10 mil grandes empresas, es decir aquellas cuya facturación anual supere los 890 millones de dólares. Una tasa mínima efectiva del 15 por ciento generaría ingresos adicionales de 150 mil millones de dólares al año, según la OCDE.

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