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Impunidad a la novena potencia

En los discursos oficiales, ahora que se ha reconocido que la corrupción es uno de los males más nocivos para nuestro país, siempre se dice que la impunidad es la hermana gemela de la corrupción. Y todas las organizaciones sociales lo repiten: la impunidad es la causa del mal, la puerta de salida fácil, la seguridad que no falla para los infractores.

Y de ahí se pasa a la visión sobre el resquebrajado Estado de Derecho en México. Hay impunidad porque no se aplican las leyes. No existe una cultura de la legalidad. Nuestro país es la capital de la impunidad. Según el Índice Global de la Impunidad, un estudio periódico que elabora la Universidad de las Américas de Puebla, el grado de impunidad en México es del 99.3%.

Generalmente se piensa que esto se debe a las deficiencias de los procesos ejecutados por la antigua Procuraduría General de la República, ahora convertida en Fiscalía General de la República. No existen investigaciones serias, no se localizan a los culpables, los delincuentes se esconden y evitan fácilmente a la justicia. Y esto sucede en todos los casos, tanto en faltas penales como administrativas.

Sin embargo, hay un caso que aparentemente ha sido tomado al azar por los periódicos y demás medios de comunicación, que nos dice que un delincuente ha sido aprehendido 9 veces por diferentes delitos, y 9 veces ha salido libre. Un caso que sirve como ejemplo del funcionamiento de la ley y la justicia en México.

«Su rostro ya es muy conocido por la policía y sin embargo, esta es la novena vez que lo detienen y luego lo dejan en libertad. Ariel Michel “V” ha sido acusado de intentar quemar a una persona rociándole un solvente, en otra ocasión de robar la camioneta a una mujer, otra vez de atracar un negocio, de agredir a su madre y hasta de trata de personas por prostituir a su pareja; sin embargo, siempre ha quedado en libertad.»

El sujeto se ha vuelto famoso en las redes sociales porque aparece en videos de múltiples robos y amenazas, y porque su madre lo denunció por haberla robado, aunque después se retractó y así salió de prisión. Y su estela de delitos se alargó. Este semana, después de haber sido acusado por trata de personas, un juez del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México no encontró pruebas suficientes en su contra y lo mandó nuevamente a la calle.

Sus vecinos de la Colonia Doctores dijeron a la prensa que había regresado. Que consumía todo tipo de drogas antes de cometer sus fechorías.

Es un caso que arrastra no solo al delincuente, sino a la policía, los ministerios públicos, las cárceles y los jueces. Y a su propia madre, por supuesto.

Una impunidad a la novena potencia.

(Con información de Excélsior)

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