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La magia del futbol

El fútbol cambia las relaciones entre la gente. Eso lo saben los grandes futbolistas, los que tocan el balón con arte, porque la cadencia de llevar la bola esquivando contrarios es un movimiento semejante a la danza, y no hay nada más terapéutico para cualquier persona que mover el cuerpo y los pies para limpiar el alma.

El fútbol despierta todo tipo de pasiones, y ahora sabemos que puede desatar fuerzas oscuras y mortales, instintos tribales y fobias nacionalistas. Por eso han habido guerras irreductibles  disparadas por los partidos de fútbol. Pero también el juego de las patadas tiene la capacidad de unir a los pueblos más allá de las diferencias entre los equipos, y poner a rugir a las multitudes con la alegría y el frenesí de un carnaval.

Esto último fue lo que sucedió en el partido amistoso que se desarrolló en la monumental estadio de la ciudad de Basra, donde la semana pasada se enfrentaron los equipos representantes de dos hermanos enemigos, Arabia Saudita e Irak. Es sabido que esos dos países albergan cada uno a los dos extremos más sectarios del Islam, los chiítas y los sunitas. Y es sabido también que las guerras religiosas han bañado a los países árabes de sangre y fanatismo, y que las reconciliaciones han sido pocas en un universo plagado de animadversión y venganza. Pero la paz es posible aún en medio de las condiciones más adversas. El público iraquí lleno las gradas del estadio, y aplaudió respetuosamente a sus rivales. Fue el primer partido que se llevó a cabo después de que la FIFA prohibió los encuentros en Irak en 1990, ya que no había condiciones para llevar a cabo partidos que no terminaran en tragedias.

Pero ahora, después de la expulsión del Estado Islámico del territorio que controlaba en Irak, al parecer el terreno se ha fertilizado con un espíritu deportivo novedoso y prometedor. Y aunque en la cancha no todo fue cordialidad, los espectadores salieron felices. Irak derrotó a sus rivales de Arabia Saudita por 4 goles a 1, un marcador que era predecible porque el equipó saudí no jugó con sus estrellas. Se están reservando para el Mundial de Rusia.

Irak no irá a ese campeonato porque fue derrotado, precisamente, por Arabia Saudita. De manera que en derrotas y victorias ambos países van empatados, y eso abre la posibilidad de un armisticio que va más allá de la gradas. O en ellas se queda, porque el Rey de Arabia Saudita le dijo al presidente de Irak que estaría dispuesto a construir un nuevo estadio con sus recursos petroleros en el corazón de Bagdad.

Si. Que viva el fútbol.

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