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La tabla de salvación

Para todos los ciudadanos que buscan un empleo y no lo encuentran, el remedio provisional es la informalidad. En México, una actividad muy socorrida por las personas que buscan ganarse unos cuantos pesos al día es el comercio ambulante. Se trata de cualquier actividad comercial realizada de manera cotidiana en la vía pública por personas que transportan sus mercancías sobre su cuerpo o en cualquier medio de transporte, deteniéndose en algún lugar solamente por el tiempo indispensable para la realización de una sola transacción de compra-venta. Al tiempo, esa forma de trabajo se ha convertido en costumbre. Así han surgido los tradicionales puestos de carnitas, tacos, quesadillas y pozole, o bien los puestos que venden todo tipo de ropa y adornos: zapatos, camisas, pantalones, blusas, playeras, collares, pulseras, cremas y cosméticos.

La informalidad es un conjunto de empresas, trabajadores y actividades que operan fuera de los marcos legales y regulatorios de la economía. La informalidad persiste y aumenta porque conlleva a la evasión de la carga impositiva y regulatoria pero, a la vez, evita gozar plenamente de la protección y los servicios que la ley y el Estado pueden proporcionar a los trabajadores. Así, abarca una serie de actividades productivas donde los trabajadores no cuentan con derechos como vacaciones, compensación por tiempo de trabajo, e indemnizaciones por despido, entre otros.

La característica central de las actividades informales, en sus inicios, fue la producción ilegal de productos y servicios lícitos. Dichas actividades pueden ser de subsistencia -como la venta callejera y la autoconstrucción-, pero también la venta de drogas y alcoholes ilícitos.

La economía informal o economía irregular es una actividad económica que es invisible para Estado por razones de evasión fiscal o de controles administrativos (por ejemplo, el trabajo doméstico no declarado, la venta ambulante espontánea o la infravaloración del precio escriturado en una compraventa inmobiliaria), pero revela el estado de una economía endeble y vulnerable por la falta de inversión productiva. En algunos casos, los trabajadores informales les pagan a los policías para poder trabajar sin problemas. De esa manera, además, convierten también a los policías en fuerzas de orden informal.

La informalidad, por eso, es una de las características principales de los países subdesarrollados: En nuestro continente se encuentran en esa situación México, Perú, Venezuela y Bolivia, entre otros países. En América Latina, según la Organización Internacional del Trabajo, existen 140 millones de trabajadores informales.

Todos ellos tienen en la informalidad una tabla de salvación.

Pero ninguno de ellos goza de derechos laborales.

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