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La Torre Mitikah

La primera vez que algunas personas escucharon algo sobre la Torre Mitikah fue el primero de octubre del año 2011, cuando el Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez recibió la Medalla de Bellas Artes como un reconocimiento por cumplir 65 años de pertenecer al Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México.

En esa ocasión, el arquitecto argentino Cesar Pelli dictó una conferencia magistral donde expuso una visión del futuro de las ciudades y su edificación. Mencionó entonces la Torre Mitikah de su autoría, que se erguiría en la zona de Coyoacán con una altura de 267.3 metros de altura, 36 ascensores y 67 pisos.

Ubicada en la calle Real de Mayorazgo en la Delegación Benito Juárez, muy cerca de Plaza Coyoacán en la esquina que hacen Río Churubusco y Avenida Universidad, dicha torre debiera quedarse como un mito y no volverse nunca realidad. Aunque su creador ha declarado que se verá muy elegante y hermosa en el cielo de la ciudad, no se puede dejar de pensar en los muchos problemas que significará para la vialidad y la dotación de agua; para los pobres vecinos que no pueden dormir; para el suelo que ya ha empezado a hundirse y para el pueblo originario de Xoco cuyos vecinos ven horrorizados cómo crece una estructura de las por lo menos cinco que contempla el proyecto.

En un artículo publicado en El Reforma el pasado 24 de agosto, Juan Villoro escribió sobre lo que denominó El vértigo horizontal y los “brotes verticales” que en la Ciudad de México se han intentado. Recordó cómo en 1956 “la Torre Latinoamericana surgió como una insólita afirmación de que la verticalidad era posible, aunque poco aconsejable para un territorio sísmico”. También recordó cómo en 1966 Manuel Suárez y Suárez adquirió el Parque de la Lama para levantar el Hotel de México que se transformó en 1992 en el WTC. Finalmente, aseveró Villoro “Nuestra dilatada expansión horizontal tiene los días contados. En la colonia Xoco se construye la Torre Mítikah”.

La información disponible sobre la construcción de la torre revela que ha tenido irregularidades, por las que su construcción se ha suspendido durante algunos lapsos. Parece que la persona que elaboró la Manifestación de Impacto Ambiental es además socia del proyecto. A juzgar por los fuertes martillazos que día y noche se escuchan desde los Viveros de Coyoacán y los pisos que le siguen apareciendo a una primera estructura, muchos ya con vidrios especulares, la marcha hacia el cielo del conjunto que incluye a la torre Mítikah seguirá su curso. Ojalá y se quedara en una construcción mítica nunca desarrollada para que hiciera honor a su también horroroso nombre.

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