You are here
Home > Cultura > La vuelta a la adolescencia de Richard Linklater

La vuelta a la adolescencia de Richard Linklater

Por Luis Andrés Giménez Cacho.

La película Boyhood de Richard Linklater se ha consolidado como una de las firmes candidatas a llevarse varios premios Oscar. Pero no se trata sólo de una película como tantas; esta obra de Linklater es una ventana a una forma particular de observar la realización cinematográfica para recrear una existencia común y corriente cuya abrumadora realidad nos deslumbra al verla proyectada en una sala de cine.

Posiblemente el elemento más destacado de esta cinta sea el hecho de que fue filmada a lo largo de 12 años. Por lo general los proyectos cinematográficos no duran tanto, pues cada día y hora de producción cuestan dinero. Linklater se salta este impedimento y lo hace a su manera, por su cuenta y con pocos recursos. Es precisamente este elemento el que contribuye a darle un realismo inusitado a la cinta. Estamos viendo la vida de un joven y los distintos episodios de su vida interpretados por la misma persona. Se trata de una madurez que se adquiere frente a nuestros ojos. Por fin se puede mirar, realmente, a un chico transitar los años de la infancia a la adolescencia en menos de tres horas. Uno no está acostumbrado a ver el crecimiento de un hombre de esta manera en la gran pantalla y eso es precisamente lo que Linklater nos quiere recordar sobre la fuerza del cine y su capacidad para reproducir la vida misma. Se trata de un retrato sumamente sincero sobre lo que ocurre desde nuestro nacimiento hasta la muerte.

Otro elemento destacado de la cinta es la manera en que los personajes dialogan. Lo hacen de una manera tan natural que cuesta trabajo pensar en que las personas no hablamos así. Son diálogos que nos revelan quiénes son esos personajes, lo que quieren y lo que les preocupa sin caer en obviedades, lugares comunes o teatralidad artificiosa. Esa espontaneidad en el uso del lenguaje es uno de los elementos que han hecho que la obra de Linklater tenga una frescura particular en la industria cinematográfica norteamericana.

Con Boyhood, Richard Linklater apuesta a deslumbrar a los espectadores con un relato visual de franca humanidad que contrasta con el mundo hollywoodense, repleto de grandes producciones, para revelarnos lo maravilloso que sí tenemos todos. Es una rebelión adolescente contra lo establecido al tiempo que es capaz de hallar verdadera belleza en la excepcionalidad de cada una de nuestras vidas.

Top