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México, segundo lugar

¿Quién lo diría? México es el segundo lugar mundial como país expulsor de migrantes a nivel mundial. Está por arriba de Siria, una nación mutilada por la guerra; arriba de China, el país más poblado del mundo; y muy lejos de Ucrania, un país sacudido recientemente por los enfrentamientos regionales.

El país líder como expulsor de su población hacia el exterior es India, con 15.6 millones de habitantes viviendo en el extranjero. México le pisa los talones con 12.3 millones de mexicanos viviendo fuera del país, sobre todo en Estados Unidos. Esa población nació en México y se fue a residir al vecino del norte, pero si se considera a los hijos de mexicanos que nacieron allá, la cifra se eleva a 36.9 millones de personas. Casi la tercera parte de los habitantes que residen en el país.

Los motivos de los mexicanos emigrantes son variados, pero básicamente pueden reducirse a la búsqueda de mejores ingresos y condiciones de vida. Eso, en sus orígenes. Después se va desenvolviendo una madeja. Las familias que viven allá son un imán para otros familiares, y paulatinamente los hijos, los primos, los sobrinos y los vecinos emigran hacia el lugar donde se encuentran las familias originales.

Hay también emigrantes que se van por la violencia y el narcotráfico que azota diferentes regiones del país, y de alguna manera podemos compararlos con los refugiados de guerras. Pero no son la mayoría.

Es interesante analizar el tema de las remesas. La India, el principal exportador de migrantes, recibe más de 72 mil millones de dólares. México, el segundo lugar, recibe más de 25 millones de dólares, poco más de la tercera parte de lo que recibe la India. ¿Por qué?

Porque mientras la emigración hindú se dirige a Europa, y se queda en países en donde los migrantes pudieron acomodarse con ciertas facilidades y acceder a buenos salarios, en Estados Unidos la migración mexicana es cada vez menos bien vista, muchos tienen que sobrevivir como ilegales, y los trabajos que desempeñan no son los mejores pagados en la escala económica.

Y además el discurso de Donald Trump, por más irracional que sea, ya clavó sus raíces en los sectores más agrestes de la población estadounidense.

(Con información del Anuario de migración y remesas 2016, de BBVA Research)

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