Francia, ese país que se ha visto a la vanguardia de los cambios democráticos en el mundo entero desde la Revolución Francesa, se había quedado rezagada en cuanto a la participación de las mujeres en los cargos más importantes de la política.

Por eso la llegada de Yaël Braun-Pivet (en la fotografía) como presidenta de la Asamblea Nacional de Francia es vista como un respiro. Cercana al presidente francés Emmanuel Macron, la diputada del departamento de Yvelines, de 51 años, será la primera mujer que ocupe este cargo en la historia de Francia.

Francia recupera así su considerable retraso, ya que casi todos sus vecinos europeos han tenido ya a una mujer en este cargo. Candidata de la coalición Ensemble! (juntos), que ostenta la mayoría relativa, la diputada del departamento de Yvelines (región Isla-de-Francia) quedó en primer lugar en la primera vuelta, al obtener 238 votos. A falta de mayoría absoluta, se celebró una segunda ronda de votaciones, que permitió a Braun-Pivet reunir esta vez 242 votos.

En su primera declaración, la nueva jefa de la Asamblea dejó atrás los discursos incendiarios de la izquierda francesa. «Los franceses nos piden que trabajemos juntos», dijo tras su elección. «La Asamblea debe ser una oportunidad para nuestro país», añadió. La abogada se convirtió así en la presidenta de una Asamblea Nacional muy animada, y sin mayoría absoluta.

Con ella Francia se pone nuevamente a la cabeza de las transformaciones democráticas en Europa.