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Tercera llamada

«El presidente Donald Trump está encarrilando al país hacia la Tercera Guerra Munidal», dijo hace unas horas el senador Robert Corker, el líder del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Republicano como Trump, apoyo fundamental durante los meses álgidos de su campaña, Corker se ha distanciado radicalmente del presidente Trump, el cual, a su juicio, «gobierna su oficina como si fuera un reality show, semajante al de su programa El Aprendiz«.

Esta exposición del presidente como un hombre inepto para su cargo está marcando una gestión en la que puede haber una fractura pública y continua entre la Casa Blanca y las huestes republicanas del Capitolio. Trump abrió fuego en su twitter,  como acostumbra, que «el senador no se va a reelegir porque no tiene las entrañas suficientes para hacerlo». Corker respondió -en su twitter, también-, que «la Casa Blanca se ha convertido en un centro de apoyo para los ancianos.»

La última afirmación tiene sentido, a la luz de que el presidente tiene 71 años cumplidos, y su comportamiento dista mucho de ser estable. Corker tampoco es un político joven -tiene 65 años-, y atrás quedaron los años en los que ambos jugaban golf como buenos empresarios y mejores amigos. Ahora el tema de una disputa candente parece ser la reelección del senador y su supuesta petición de un cargo en el gabinete, a lo que Trump dice categóricamente que se ha negado, y de ahí los reclamos de Coker.

Todo esto parece un juego de niños entre dos adultos mayores, pero en el fondo las consecuencias no son infantiles. Corker puede ser un dique para las pretenciones de Trump en el Capitolio, que en el corto plazo se reducen a la reforma fiscal de reducir los impuestos y la modificación del tratado nuclear con Irán. Gracias a la guerra caliente que se desarrolla en twitter, las iniciativas de la Casa Blanca corren el riesgo de quedar en el limbo, y el presidente corre el riesgo de quedar nuevamente en ridículo.

Pero en el fondo está la estabilidad de las relaciones internacionales, y el peligro que representa este tipo de liderazgo. Corker afirmó en una entrevista telefónica que Trump miente varias veces en su twitter y fuera de él. Y que mientras su Secretario de Estado Rex Tillerson trató de entablar negociaciones con Corea del Norte, Trump echó por la borda todo su esfuerzo. Y es cierto. El presidente de Estados Unidos ha declarado que sobre ese país habrá «una tormenta de fuego como jamás se ha visto en la historia», y que la última cena con sus militares fue como «la calma antes de la tormeta». Si esas declaraciones, como afirma Corker, fueron mentiras, el tema es muy grave.

Pero si no lo fueron, el asunto puede ser mucho peor.

 

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