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Una fórmula barata

El combate al cambio climático puede resultar muy caro. Si valuamos la transición de las sociedades hacia la energía solar o el uso de los automóviles eléctricos, los recursos invertidos pueden representar grandes sumas de dinero. Pero si observamos el pago por servicios ambientales, que representan el desembolso que hay que realizar para que los habitantes del campo conserven sus bosques, la inversión se reduce notablemente.

En Uganda se ha puesto en marcha un programa de alianza entre las Naciones Unidas, el gobierno de Kampala -la capital del país- y los chimpancés. Éstos últimos viven en los bosques del oeste del país, y sus ecosistemas están sometidos a las tasas de deforestación más brutales sobre la superficie terrestre. En el parque nacional de Kibale los habitantes de la comunidades adyacentes acostumbran cortar los árboles para vender carbón y utilizar los terrenos deforestados para cultivos agrícolas. Una práctica que se utiliza comúnmente en muchos otros países del mundo, incluido por supuesto México. El parque y sus chimpancés son una fuente de ingresos turísticos para el gobierno, y al conservar sus ecosistemas se evita su extinción o su cacería, porque cuando los animales se meten a los terrenos agrícolas en busca de comida se enfrentan a los rifles de los vecinos.

Un estudio de la Universidad de Northwestern de Chicago acaba de publicar los resultados de aplicar pagos por servicios ambientales. El programa fue implementado por las Naciones Unidas, y representó un apoyo de 10 mil millones de dólares por parte de Japón y Noruega. En el parque de Kibale y el distrito de Hoima se ofrecieron a los campesinos sumas aproximadas de 5 dólares por metro cuadrado para proteger los árboles. Y el sistema funcionó. En dos años de aplicación del proyecto la tasa de deforestación se redujo del 9.1 por ciento al 4.2 por ciento de la cobertura forestal. En tan solo dos años.

¿Es posible aplicar ese programa en México? Resulta muy difícil. México comparte con Uganda los mismos niveles de pobreza, desigualdad social, corrupción y violencia, pero no se encuentra en la mira de las naciones avanzadas como receptor de ayudas humanitarias o apoyos ambientalistas. Al formar parte del Grupo de los 20, queda fuera de los países más atrasados, que se encuentran de preferencia en África y Asia.

Y además, no tiene chimpancés.

 

(Con información de The New York Times y la Universidad de Northwestern)

 

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