You are here
Home > Artículos > 650 insultos

650 insultos

The New York Times acaba de publicar una estadística que define la política central de la Casa Blanca: el presidente Donald Trump llegará a su primer semestre de gobierno con un récord histórico de 650 insultos a través de su twitter. Ningún otro presidente lo había hecho. Primero, porque twitter no era una herramienta fundamental para difundir las políticas públicas. Y segundo, porque ninguno de ellos era Donald Trump.

A través del uso de twitter, Trump ha logrado llamar la atención pública como ninguno de sus antecesores. Ya no hacen falta las entrevistas, ni el comunicado de prensa, ni las ruedas con periodistas. Desde temprano, el nuevo inquilino de la Casa Blanca empieza a bombardear al mundo con sus mensajes. Y la gran mayoría de ellos son insultos. Durante su campaña para lograr la candidatura de los republicanos, sus insultos iban dirigidos a Jeb Bush, Marco Rubio y Ted Cruz. En su batalla contra los demócratas, sus insultos se concentraron en la figura de Hillary Clinton. Y ya despachando en el Salón Oval de la Casa Blanca, sus ataques se han diversificado. Si bien en el frente interno sus blancos han sido el Obamacare y los demócratas, internacionalmente ha fustigado a países como México, Siria, Corea de Norte, Irán y China.

En fechas recientes, sus insultos se han dirigido más hacia la prensa y las investigaciones sobre sus vínculos como candidato con Rusia. Como es sabido, el actual presidente se hizo mundialmente famoso con la imagen animada en la que el propio Trump va piloteando un avión de guerra y ataca a un enemigo con el logotipo de la CNN. Muchos analistas pensaron que había llegado al límite de sus fobias con un desplante pueril, pero no fue así. Los ataques a la prensa (incluyendo al propio The New York Times y al Washington Post) han cobrado mayor virulencia, y se han vuelto mucho más frecuentes.

Si bien el país más poderoso del mundo no puede gobernarse a través de twitter, hay en la andanada de insultos algunos detalles que pueden ser indicios de una ruptura perjudicial para el propio sistema. En ocasiones, Trump enfila sus baterías contra miembros del Partido Republicano. Y no solamente contra John McCaine. Hace unos días puso en su mira a la senadora republicana por Alaska Lisa Murkowsky, quien se opuso al plan de salud que supuestamente reemplazaría al Obamacare. Y esta senadora no se echó hacia atrás. Al contrario.

Los insultos en twitter no son el único record batido por Donald Trump. También está su popularidad. Ha bajado al 37%, según la última encuesta de Gallup. Es la cifra más baja en la historia de un nuevo mandatario. Eso no le conviene. Es posible que los miembros del establishment empiecen a ver que un presidente con esas características no resulta funcional al sistema.

Top