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70 años de comunismo

En términos generales, y sin añadir mucha profundidad a los análisis, los estudiosos de los sistemas económicos y sociales del mundo sostienen sin reparo alguno que el comunismo está muerto. Que sus exequias fueron en 1989, cuando se derrumbó el Muro de Berlín y se inició la desintegración de la Unión Soviética al año siguiente. Sin embargo, poco se ha estudiado sobre el único país comunista que sobrevivió a la debacle de la era soviética, y que se transformó hasta llegar a ser una potencia que aspira a ser la primera en el convierto universal de las naciones. China, el monstruo del comunismo con sus 1,400 millones de habitantes, parece pasar desapercibido después del fin de la URSS.

Para algunos, China no es un país comunista. Es una nación que se abrió a tiempo a las corrientes del libre mercado, permitió la inversión extranjera en su economía, empezó a utilizar el Internet como vía comercial sin fronteras y alberga a la segunda cantidad de multimillonarios más grande del mundo, solo abajo de Estados Unidos. El Producto Interno Bruto de China aspira a arrebatarle a Estados Unidos el primer lugar de la producción mundial de la riqueza. Las ciudades de Shanghai, Shenzhen y Hong Kong, joyas de la corona capitalista de China, rivalizan con el esplendor fosforescente de Nueva York, Chicago y Atlanta.

Pero existen algunas diferencias importantes. La primera de ellas se refiere a la pobreza y la desigualdad de las naciones capitalistas. Según cifras oficiales de los dos países mencionados, en Estados Unidos existen 40 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza, y esa cifra va en aumento en los últimos años. En China, mientras tanto, el Estado fue capaz de sacar de la pobreza a más de 700 millones de personas en tan solo 35 años, y sus intenciones son eliminar la pobreza extrema en el próximo lustro.

Otra diferencia importante es que Estados Unidos es una nación gobernada por dos partidos, y China está gobernada por uno solo. A eso se reduce, si queremos simplificar, la política del capitalismo y el comunismo. Claro que además están las libertades individuales, la prensa libre, los sistemas de contrapesos, la división de poderes y los derechos de las minorías. Pero en términos generales, el comunismo chino ha sido más benéfico para la población más pobre del mundo que el capitalismo norteamericano.

No, el comunismo no ha muerto. Y contra todos los pronósticos, puede ganar la guerra comercial al capitalismo. Eso lo veremos pronto.

 

 

 

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