Las fotografías en Ucrania hablan por sí mismas: edificios destruidos por los bombardeos, gente que vive en la calle, falta de alimentos, temor ante nuevos ataques. (En la fotografía: Un residente local abre los brazos mientras mira su casa dañada tras los bombardeos nocturnos rusos, en Bakhmut, región de Donetsk, Ucrania.)
Las cifras sobre la guerra hablan un lenguaje diferente, según los voceros que las reportan. Según las cifras del país atacado, alrededor de 40.000 soldados rusos han sido heridos en combate. En los enclaves separatistas respaldados por Moscú en el este de Ucrania, las autoridades de Donetsk han reportado la muerte de más de 1.300 combatientes, con casi 7.500 heridos, además de 477 civiles muertos y 2.400 más heridos.
El 25 de marzo fue la última vez que el Ministerio de Defensa ruso informó sobre sus pérdidas: dijo que 1.351 militares murieron en Ucrania. Las fuerzas armadas de Ucrania dan una cifra mucho mayor: 18,300 soldados rusos fallecidos en combates.
Para sorpresa del mundo entero, las encuestas oficiales señalan un grado de aprobación cercano al 80% a la gestión de Vladimir Putin al frente de Rusia.
En contraparte, las poblaciones de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania, entre otros, reprueban la invasión, y sus gobiernos suministran armas, municiones y otro tipo de equipamiento militar a Ucrania.
Parece un eco que se había olvidado después de la guerra fría: nuevamente, el mundo gira alrededor de la confrontación entre Rusia con Estados Unidos.