En Bye bye Brasil, una película brasileña de 1979, una caravana ambulante recorría los poblados más apartados y olvidados de Brasil para llevar lo que llamaban el embrujo de las maravillas del mundo a los campesinos a cambio de cualquier cosa: alojamiento, fruta, una comida, unas cuantas monedas. La caravana estaba compuesta por un mago, un hombre fuerte de circo, una bailarina exótica, un joven acordeonista y su mujer embarazada. Su trayecto iba desde el desierto brasileño hasta la selva del Amazonas, y su enemigo a vencer era la televisión, ese aparato maléfico que les robaba la audiencia con sus destellos de magia.
En México, hoy en día, un grupo de jóvenes se ha dedicado a llevar también el embrujo de las maravillas del mundo a diferentes ciudades y poblados del país, pero esta vez a través de las imágenes del cine. Fundado hace 7 años por Gael García Bernal, Diego Luna y Pablo Cruz, Ambulante se ha convertido en un vehículo que lleva y proyecta documentales en los cuatro puntos cardinales de la República, y gracias a sus empeños los documentales encuentran un canal de distribución que no tenían. Todo mundo sabe que las pantallas grandes se reservan a las películas.
Ambulante ha recorrido todas las entidades federativas, y ha montado proyecciones en plazas públicas, fachadas de iglesias coloniales, teatros, playas, auditorios, bares, escuelas, centros culturales, hospitales, palapas, auditorios, callejones y avenidas. En su portafolio trae consigo un conjunto variado y muy prolijo de documentales mexicanos y de todo el mundo.
Cintas magnéticas y educativas que presentan vidas errantes de cineastas franceses, críticas a las políticas oficiales de los países desarrollados sobre temas estratégicos, exploraciones terminales en zonas polares, revelaciones sorprendentes sobre músicos desconocidos, explosiones de protesta en países de democracias experimentales, testimonios generacionales sobre las relaciones de pareja, viajes interiores a personalidades enigmáticas, exposiciones descarnadas de un hijo sobre el alejamiento de sus padres, vidas desoladas en pueblos fantasmas, indagaciones sobre el amor, el odio, el perdón y la venganza, el abanico inacabado de las pasiones humanas.
“El cine puede ser una herramienta para cambiar la realidad”, dice Elena Fortes. Y sí, porque Ambulante tuvo el acierto de promover Presunto Culpable, el documental sobre el injusto encarcelamiento de un hombre inocente, el desenmascaramiento del montaje de pruebas y la complicidad y abulia de los jueces, y a partir de eso generar una reflexión colectiva que desembocó en la necesidad de cambiar a fondo la podredumbre del sistema judicial de nuestro país.
En Ambulante confluyen voluntades que buscan promover el cine, apoyar a nuestros creadores, exhibir videos que podrían permanecer inéditos, llevar el encanto del cine a las poblaciones ayunas de distribución, enseñarle a los más pobres el arte de reproducir la realidad y adquirir voz propia, abrir las mentes a realidades desconocidas hasta entonces. Son grupos de jóvenes decididos, pero también apoyados por la responsabilidad social de grandes empresas, cadenas cinematográficas que se han abierto paso en la selva de los grandes distribuidores, gente comprometida con transformar la realidad para mejorarla.