You are here
Home > Cultura > El Primer Día (Cuento)

El Primer Día (Cuento)

Por Luis Andrés Giménez Cacho.
images7XRJX3PD
Parezco habituado al despido pues me embolso la engrapadora de la secretaría del jefe sin dudarlo. La verdad es que desde la última vez que me paré en una oficina y fui corrido a gritos, decidí nunca más irme con las manos vacías. En este caso, más que manos, los que no quiero vacíos son los dos grandes bolsillos de mi pantalón. Los mandé hacer especialmente grandes para que me cupiera todo en ellos, sin embargo, no creo que sean suficientemente grandes para la cafetera.

Aún era temprano, así que discretamente me dirigí al ascensor. Llegué hasta el sótano, y busqué mi auto estacionado. Me sorprendí un poco al verlo estacionado tan cerca del elevador pero mi pereza le ganó a la suspicacia y descargué en su asiento trasero todos los abrecartas, plumas y tazas a las que había dedicado mi atención durante las dos primeras horas del lunes. Ya ligerito, subí a mi oficina. Caminaba con holgura y decidí sentarme en el escritorio a escribir un par de oficios que me habían encargado.

Luego de un tiempo en el que había luchado por concentrarme a pesar de unas sonoras carcajadas que venían desde el pasillo, frente a mi lugar se pararon dos tipos fornidos enfundados en trajes negros idénticos. Mi jefe apareció detrás de ellos y, observándome con una sonrisa, me dijo: “Rodríguez, ya me habían advertido que era usted un ladrón, pero jamás me dijeron que era un estúpido. Hace media hora me informaron que bajó al estacionamiento y descargó a puños varios utensilios de oficina en el asiento trasero de mi auto. Me tomó quince minutos dejarme de reír luego de ver el video una y otra vez y otros quince detener mis carcajadas cuando me insistían en que usted seguía aquí sentado frente a una computadora desconectada. Desde luego está despedido, los caballeros lo van a escoltar a su auto. Mire, la computadora se enciende aquí.”

Top