En su reciente visita a Arabia Saudita, Michlle Obama levantó una ola de críticas y aplausos. Ahí se presentó con el rostro y la cabeza descubiertas, junto a su marido -el presidente de Estados Unidos- y el nuevo líder del país aunfitrión, el rey Salman.
Por obvias razones la opinión pública de la ciudad de Ryad, capital del reino, se quejó de que una mujer se presentase en ese estado frente al rey. Fue un acto irrespetuoso frente al máximo jerarca, según se dijo.
En Estados Unidos y Europa el desplante fue recibido como una muestra de aplomo e independencia por parte de la primera dama, y una muestra más de que los países árabes tienen que modificar el estatus de las mujeres.
Este detalle agrega un ingrediente más a la buena imagen de Barack Obama, quien ha despuntado como un líder indiscuteble de la democracia después de su acercamiento a Cuba y la claridad de su discurso más reciente, al entregar al pueblo el Estado de la Unión.