México y Perú, las naciones reconocidas como las colonias más importantes de la conquista española, hoy se encuentran distanciadas por la inestabilidad política de Perú.
Ayer la Presidenta peruana, Dina Boluarte (en la fotografía) anunció que ordenó el retiro definitivo del Embajador de Perú en México, e informó que la relación entre ambos países quedará a nivel de encargados de negocios, después de las críticas del Presidente Andrés Manuel López Obrador a su gobierno.
«El señor López ha decidido apoyar el golpe de Estado que diera el ahora ex Presidente Pedro Castillo el 7 de diciembre del año 2022, mismo que generó el rechazo unánime de las instituciones que integran el orden democrático del Perú y la decisión del Congreso de la República de vacarlo en el cargo con el voto de 101 de sus 130 parlamentarios, haciendo uso de una facultad que le reconoce la Constitución Política», expresó la Mandataria en un mensaje a la nación.
«Con sus declaraciones -añadió- el señor López viola el principio del derecho internacional sobre la no injerencia en asuntos internos, así como aquellos referidos a la defensa y promoción de la democracia».
Apenas la semana pasada, Boluarte reclamó a López Obrador que se resistiera a entregar a Perú la presidencia de la Alianza del Pacífico por apoyar a Castillo y el supuesto golpe de Estado que intentó dar.
El Mandatario mexicano respondió entonces que no cedería la presidencia del grupo a un «Gobierno espurio».
Esa tarde, además, López Obrador recibió en Palacio Nacional a Lilia Paredes, esposa del destituido ex Presidente peruano.
Boluarte ha calificado al Mandatario mexicano de injerencista. Pero su propia investidura está en entredicho.