Parece mentira, pero a veces se nos olvida que el voto es un derecho que se ganó con sangre. Y no solo en México. Los países europeos, considerados las democracias más avanzadas, vivieron revoluciones de altísimos costos para llegar a un sistema donde todos los ciudadanos pudieran elegir a sus gobernantes. En Estados Unidos, la lucha por el voto de los negros llevó al sacrificio de Martin Luther King, uno de los defensores más integros de los Derechos Humanos. En México, el voto de las mujeres se ejerció por vez primera hasta 1955, y la equidad de género en la política sigue siendo una bandera de lucha hasta nuestros días.
Por eso es incomprensible que algunos sectores, desesperados por situaciones de injusticia y violencia en algunas regiones del país, hagan llamados a la población para dejar de ejercer uno de los derechos que más trabajo y más vidas ha costado.
En días pasados Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, advirtió de un fenómeno al que no se ha enfrentado el órgano electoral es su historia, que es la demanda de algunos sectores de la sociedad de boicotear las elecciones.
“Nunca antes en el país se suspendieron y se dejaron de hacer elecciones, desde 1917 hasta la fecha, hubo elecciones anuladas pero nunca se habían dejado de hacer elecciones, y ese es un fenómeno completamente novedoso frente al que el Instituto Nacional Electoral apela a la vocación democrática de la sociedad y permitir, en consecuencia, que los procesos electorales, que son el momento preciso donde los derechos electorales se concretan, puedan llevarse a cabo”, afirmó.
Por ello hizo un llamado para todos, ciudadanos e instituciones, a actuar con una enorme responsabilidad “porque los tiempos en el país son complicados para la recreación de la democracia». Y la democracia es un valor que no debemos perder.