Si bien hay sectores que abiertamente quieren suspender las elecciones, sobre todo en Guerrero, la mayoría de la población se ha manifestado no solamente por la realización de los comicios, sino que se ha organizado para participar en ellos como siempre lo han hecho.
El Consejero Ciro Murayama señaló que en esa entidad, encendida por el caso de Ayotzinapa, ya se han inscrito 80,932 ciudadanos dispuestos para participar como funcionarios de casilla, una cantidad que representa casi el doble de los que se requieren, que son 44,900.
En Oaxaca, donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación amenaza con impedir la instalación de casillas en las escuelas, ya se cuenta con 87,906 ciudadanos dispuestos a colaborar con la organización de los comicios, muchos más de los 36,589 que se requieren.
Y en Michoacán, otra entidad que ha sufrido con la violencia en los últimos años, hay ya 111,582 ciudadanos que se han preparado, más del doble de los 53,469 que son necesarios.
Esas cifras reflejan una voluntad ciudadana a favor de la democracia, ya que las elecciones son el instrumento fundamental para elegir a nuestros gobernantes. Este principio está mucho más allá de la inconformidad social -justificada, sin duda- que a veces quiere deshacerse de todo lo que tenemos sin considerar los logros y los derechos.