Ante una multitud incrédula, los bancos en Grecia cerraron sus puertas este lunes 29 de junio. Los cajeros automáticos cerraron también sus puertas. A pesar de los cierres, los pensionados hicieron largas colas en las sucursales bancarias, con la esperanza de cobrar sus montos mensuales y quincenales.
La falta de liquidez en los bolsillos de los griegos se empezó a sentir hace días, cuando el gobierno limitó el retiro de efectivo de los cajeros automáticos a 60 euros por persona, alrededor de mil pesos mexicanos. La crisis se extiende en la medida en la que los comercios han dejado de aceptar tarjetas de crédito, y las filas de automóviles se alargan en las gasolineras para llenar sus tanques en previsión de la escasez que se avecina.
La crisis de Grecia ha cimbrado a la economía europea, y el euro y las Bolsas han sufrido las consecuencias. En el fondo está la imposibilidad de Grecia de pagar su deuda, en particular el saldo vencido de 1,600 millones de euros que debería pagar mañana al Fondo Monetario Internacional. La deuda total de Grecia se eleva a los 342,000 millones de euros.
El gobierno del socialista Alexis Tsipras ha convocado a un referéndum el próximo 5 de julio para que los griegos decidan si aceptan o no las condiciones de sus acreedores, el FMI y el resto de la banca europea. Si gana la negativa, Grecia estará a un paso de navegar sola en un mar encrespado.