Pamela Lizeth Hernández saca 10 en la escuela y vive en la calle. Su casa desvencijada está ubicada en un camellón de las calles de Ciudad Nezahualcóyotl, cerca del Mexibus Pantitlán-Chimalhuacán, porque su familia fue desalojada del Bordo Xochiaca. Pero eso no le impide tener un nivel de excelencia en la escuela. Sus calificaciones son de 10 en todas las materias, salvo en Educación Física, donde le bajaron medio punto por no cumplir con el uso de pants que no tiene. La pequeña tiene 11 años de edad y está en la primaria Gregorio Torres Quintero.
Pamela vive con sus padres y dos hermanitos en una casa de paredes de madera y techo de lona, un reducido espacio de cuatro metros por cuatro. Y ahí, robándole tiempo a sus tareas en casa, hace las tareas escolares en una mesa prestada por los vecinos. Sus tareas en casa son separar de la basura que lleva su padre el pan, las tortillas y las botellas pet para reciclarlas. Su padre es carretonero y pepenador de basura. Tiene un carro de madera tirado por un caballo que Pamela guarda de nocha en la casa de su tía.
El ideal de Pamela es llegar a la universidad y ser aeromoza. Desde que en la escuela le mostraron en imágenes las capitales de otros países, sueña con volar en avíón y llegar a esos lugares en el futuro.
¿Y por qué Pamela no tiene una beca? Porque cuando la solicitó su madre las autoridades le dijeron que no se la podían dar porque no tenía una vivienda para llenar los requisitos.
El caso de Pamela es un botón de muestra del fracaso de nuestra sociedad. Del fracaso del Estado. Del fracaso de las políticas de viviendo y los combates a la pobreza.
Pero es también un ejemplo de lo que puede hacer la voluntad individual. Contra todas las adversidades.
(Con información de www.hoyestado.com y Cadena 3)