El futuro del actual aeropuerto no está definido. Se trata de 700 hectáreas enclavadas en el corazón de la Ciudad de México, que quedarán en desuso cuando empiece a funcionar el nuevo aeropuerto, planeado para el 2020.
No es la primera vez que esto ocurre en el mundo. La construcción de un nuevo aeropuerto ha sucedido en Berlín, Hong Kong, Quito, Austin. Por eso el primer paso para determinar lo que hay que hacer, en convocar a los expertos de esas ciudades para conocer sus experiencias. Y lo segundo, según Salomón Chertorivski -Secretario de Desarrollo Económico del Distrito Federal- es convocar a la ciudadanía para que todos expresen sus opiniones sobre lo que debería de hacerse con un terreno que supera al del Bosque de Chapultepec.
Para algunos, lo mejor sería construir ahí un nuevo pulmón de la ciudad. Otros piensan que habría que planificar un desarrollo urbano multiusos, que pueda combinar áreas verdes con centros comerciales y corredores turísticos, lo cual abriría nuevas fuentes de trabajo.
Lo cierto es que no hay que apresurarse, pero tampoco quedarse pasmados. Por lo pronto, el gobierno de la Ciudad ya prometió entregar los resultados de la opinión de la ciudadanía con toda transparencia para el primer semestre del año entrante.