En España formar gobierno se ha convertido en un rompecabezas cuyas piezas nunca encuadran del todo. Después de unas elecciones muy reñidas, Mariano Rajoy anunció su renuncia a formar gobierno, y el Rey convocó a Pedro Sánchez, líder de los socialistas, para llevar a cabo la faena.
En un principio, el Partido Socialista se acercó al líder de Podemos, Pablo Iglesias, y le ofreció la vicepresidencia de la nación. Podemos es el movimiento -convertido en partido- que sacudió al país con nuevos movimientos de masas, que se expresaron en calles, plazas y avenidas en contra de la corrupción del gobierno y la nulidad de los partidos para gobernar sin ella.
Sin embargo, la alianza de los socialistas con Podemos y otras fuerzas de izquierda -como Izquierda Unida- no fue suficiente para alcanzar la formación de un nuevo gobierno, y Pedro Sánchez buscó sumar al otro partido de reciente creación -más afín a las posturas de derecha- llamado Ciudadanos.
Entre el Partido Socialista y Ciudadanos elaboraron una plataforma común, que reduce los impuestos a la cultura, reduce el número de senadores y diputados y se opone a la independencia de Cataluña y otras provincias.
Todo marchaba bien, hasta que Podemos se salió de la alianza. No todas las piezas tienen cabida en el nuevo rompecabezas.