El desbordamiento del río Sena fue terrible. Su nivel natural ascendió 5 metros, y puso en peligro muchas de las grandes atracciones de la Ciudad Luz. El Museo del Louvre cerró sus puertas mientras los trabajadores trataban de poner a salvo las 250 mil piezas de arte que estaban en riesgo por la inundación. Lo mismo sucedió con el Museo D´Orsay, situado en la ribera contraria del río. La Torre Eiffel vio las aguas llegar y subir por sus bases de acero, y la ciudad más turística del mundo se vio amenazada por la creciente de su famoso río. Los pequeños restaurantes que salpican los paseos del Sena tuvieron que cerrar ante la catástrofe.
Es la peor creciente del Sena en los últimos 35 años. Pero París no está solo en la catástrofe. A lo largo de Europa, las inundaciones han arrasado pequeñas poblaciones de Rumanía y Alemania, como parte de un cambio climático que amenaza con desbordarse en diferentes frentes.