Aunque los propagandistas de la campaña de Donald Trump afirman que entre sus simpatizantes hay muchos negros y latinos, las opiniones de los republicanos que no son blancos y las cifras de las encuestas dicen los contrario. Es cierto que The New York Times no es un periódico favorable al empresario de la Quinta Avenida, pero sus entrevistas y reportajes son contundentes.

Según el diario, Jacob Monty, un abogado de emigrantes que apuntaló la candidatura de George W. Bush, afirma que el llamado de Trump para constituir una fuerza especial policíaca contra los migrantes es un atentado contra la propia identidad del país, construido por gente que llegó de fuera. Ni Monty ni todos los republicanos hispanos que representa votarán por Trump, aunque sí lo harán por los republicanos al Congreso. En la misma tesitura se encuentra Charles Badger, un hombre que hizo campaña entre los negros para lanzar a Jeb Bush a la presidencia, y que ve en la candidatura de Trump un «regreso a la edad de piedra».

Con el ascenso de Trump a la candidatura, se desató un éxodo en el Comité Nacional Republicano de negros y latinos. Lionel Sosa, un republicano de origen mexicano que ha trabajado en publicidad para atraer el voto latino a lo largo de ocho campañas, dice que desde la candidatura de Dwight Eisenhower nunca se había sentido tan incómodo como republicano. Afirma que el slogan de Trump no es recuperar la grandeza de Estados Unidos (Make America great again!), sino recuperar la supremacía de los blancos en el país (Make America white again!).

En este sentido, las cifras de apoyo no son muy buenas para Trump. El crecimiento de los latinos en Estados Unidos saltó de 21 millones en el 2000 a 36 millones en 2014, y ellos solo el 19% apoya al republicano. Y entre la población negra, el porcentaje de apoyo apenas alcanza el 1% de la población.

¿Gana votos Hillary Clinton con todo esto? Parece que no. Muchos republicanos se están yendo con Gary Johnson, el candidato independiente del Partido Libertario.

La moneda sigue en el aire.