Quedar atrapado en un embotellamiento es peligroso. El robo grabado en el cruce de Periférico con Paseo de la Reforma, que fue visto recientemente por miles en redes sociales, es un testimonio elocuente de la nueva estrategia de los ladrones. Los embotellamientos los ayudan a seleccionar a sus víctimas, despojarlos rápidamente, y alejarse antes de que llegue la policía.

Ahora hay más cámaras de seguridad, pero también hay más delincuentes. Los adolescentes que han engrosado las filas de la delincuencia se cuentan por miles. En la ciudad de México deambulan en la delegación Cuauhtémoc, en las colonias Roma y Condesa, y están atentos a los embotellamientos para asaltar a los embotellados.

Dice el jefe del Estado Mayor Policial de la Ciudad de México que en diciembre se pondrán en marcha campañas de seguridad en plazas comerciales, bancos y restaurantes para vigilar a los sospechosos.

Y mientras la Ciudad de México se sitúa en el segundo lugar dentro de las entidades más inseguras del país -un poco atrás del Estado de México-, el INEGI acaba de publicar que se cometen cerca de 30 millones de delitos del fuero común en toda la nación, lo cual representa una sangría de 236 mil millones de pesos. Pero eso no importa. Lo importante son las vidas humanas que se pierden.

¿Somos un país en guerra? No es para tanto, nos dice el sentido común. Pero algunos expertos dicen que sí, que México es un país en guerra.