Edward Snowden, el hombre que cimbró al mundo al difundir el sistema de espionaje que llevan a cabo la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos y la CIA, tiene un futuro incierto. Si bien en agosto de 2013 recibió un asilo temporal en Rusia -con el beneplácito del presidente Vladimir Putin-, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca lo puede convertir en una nueva moneda de cambio de la política internacional.
Es ampliamente conocido el hecho de que en Estados Unidos la opinión pública se encuentra dividida sobre su proceder. La Agencia de Seguridad Nacional solicitó al Departamento de Justicia una investigación criminal sobre sus revelaciones a la prensa. Varios medios y organizaciones sociales han solicitado a la Casa Blanca su perdón por «haberle prestado al país un servicio incalculable con sus declaraciones.» El presidente Obama, en su última gira por Europa, sostuvo que «no podía perdonar a alguien que no ha tenido un juicio.»
A espaldas de Snowden se desarrolla un cambio en la escena internacional que puede definir su futuro. Donald Trump ha declarado que abriría un nuevo capítulo para restablecer las relaciones con Rusia, y que para ello tiene un paquete de propuestas que incluyen el levantamiento de sanciones económicas, la alianza con el gobierno de Siria -peón del Kremlin en el tablero internacional- para combatir al Estado Islámico, y la aceptación de la anexión de Crimea a Rusia «porque su pueblo así lo quiere.»
Y como para demostrar que el contexto de relaciones entre Rusia con el resto del mundo ha dado un vuelco, ayer Putin puso a navegar despreocupadamente un barco de guerra por las aguas del Mediterráneo, frente a las costas de Grecia. Esto, hace unos meses, se hubiera considerado un agravio imperdonable para la OTAN y la Casa Blanca. Ahora no pasa nada.
¿Cómo acabará el asilo de Edward Snowden en este nuevo contexto? Es difícil saberlo. Tal vez Putin quiera conservarlo como trofeo de su guerra personal contra el presidente Obama. O tal vez quiera entregarlo a la administración entrante de Trump, en agradecimiento por su nueva cercanía.
Tal vez lo mejor para Snowden sea un nuevo país de asilo.