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El remedio de la risa

La figura de Donald Trump ha sido el hazmerreír de mucha gente alrededor del mundo. Sus enfurecimientos públicos, sus defensas jurídicas en twitter, sus decretos xenófobos y sus embestidas contra la prensa han sido objetos de burla de programas de entretenimiento, cómicos, comentaristas, actores y escritores en Estados Unidos y Europa.

En Saturday Night Live no hay programa que pase sin una ridiculización de Trump que arranque las carcajadas de la audiencia. En el Reino Unido, usando también su twitter, la escritora J.K. Rowling -autora de Harry Potter-, después de leer la descalificación que hizo Trump de sus niveles de aprobación escribió a su vez en menos de 140 caracteres: «¿Se imaginan cuántos espejos han sido despedazados por este hombre?» A lo que el comediante Ricky Gervais respondió: «¡Cualquier tuit que no coincida con mis tuits es una noticia falsa!» En México la periodista Yuriria Sierra se pregunta qué hubiera pasado si Hitler hubiera usado Twitter.

Y el escarnio ha sido no solo contra el presidente, sino también contra su equipo. En pleno Super Bowl, la cómica Melissa McCarthy apareció disfrazada de Sean Spicer -el vocero oficial de Trump- y espetó a un supuesto público de medios de comunicación con voz chirriante: «El tema que hoy trataremos es el de una disculpa. Ustedes me pedirán una disculpa por todo lo que han escrito, y por supuesto que yo no voy a aceptarla.» Y eso lo vieron los millones de espectadores que presenciaron después la remontada de los Patriots.

No todos toman a broma lo que sucede en la Casa Blanca. En Irán el Ayatola Khamenei, máximo líder del país que Trump señala como responsable del terrorismo, le dio las gracias al nuevo mandatario por «mostrar el verdadero rostro de Estados Unidos.» Eso es otro redoble de los tambores de guerra.

Los mexicanos sabemos, como pocos pueblos, que la risa es un alivio de nuestras penurias. Pero en el caso de la figura de Donald Trump, donde el tema parece de risa, no lo es. Visto objetivamente, es un peligro universal. Un hombre profundamente irracional armado con todo el poder atómico.

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