En materia educativa, Oaxaca es una entidad federativa autónoma. Ahí la reforma educativa no entra. El grupo de chantajistas de la CNTE ha logrado imponer una nueva ley que es una vergüenza para los maestros, y que consiste en evadir sus exámenes.
El suceso es muy grave desde muchos puntos de vista. Políticamente, el gobernador Gabino Cué ha decidido, en lugar de enfrentar a la CNTE, ceder a sus exigencias para salvar el pellejo. Nadar de muertito, se dice, hasta que su mandato se acabe y le pase el problema completo al siguiente gobernador. Como siempre sucede, desgraciadamente.
Desde otro ángulo, Oaxaca se erige como un estado que desafía abiertamente la ley nacional. Como si fuera un espacio independiente de la República. Y esa conducta, si se convierte en ejemplo para otros estados, puede ser una burla para la reforma educativa.
¿Qué quiere la CNTE? Que los maestros no hagan exámenes. Que las plazas sigan en sus manos. Que sus métodos violentos se conviertan en usos y costumbres del estado autónomo de Oaxaca. Y que los niños oaxaqueños, que están en sus manos, sigan en el último lugar de la República en materia de educación.