Lo que parecía imposible se encuentra al alcance en poco tiempo. La carrera espacial para colonizar la luna y otros planetas del sistema solar ya está en curso. Ahora se trata de ver quien llega primero y pone la primera barda. Como en la frenética carrera por la conquista del oro de California, ya hay compañías que se apuntan para ser las primeras en abrir el negocio de bienes raíces el espacio.
Una de esas empresas se llama Moon Express, una compañía de una treintena de investigadores que se ha fincado en Cabo Cañaveral, y que ha convertido un pequeño estacionamiento en un campo lunar en miniatura. Ahí va establecer un laboratorio, un cuarto de operaciones y un espacio experimental para lanzamientos. Su objetivo es alunizar en el polo sur de nuestro satélite, colocar un robot para la recolección de rocas y polvo, y enviarlos a la Tierra para su análisis. Para ello aspira a ganar un premio de 20 millones de dólares que ofrece una competencia espacial organizada por Google.
Pero esa empresa no camina sola. Elon Musk, el millonario inventor sudafricano, tiene la mira puesta en Marte, y ha dicho reiteradamente que su empresa -llamada Space X- va a colonizar ese planeta en la próxima década. Y Jeff Bezos, creador de Amazon, ha invertido parte de su fortuna en Blue Origin, un proyecto que pondrá en el futuro a millones de trabajadores en el espacio.
Aunque existe un tratado firmado por Estados Unidos y la antigua Unión Soviética para limitar la carreera espacial a los gobiernos de la Tierra, ya hay grupos de cabildeo en el Capitolio para que las empresas privadas puedan colonizar el espacio libremente.
Y existen también otros gobiernos que quieren su rebanada del pastel del espacio. El pequeño Luxemburgo, cuyo territorio es un poco mayor que la Ciudad de México, ha invertido en una empresa que busca desarrollar actividades mineras en los asteroides cercanos a la Tierra. De ellos obtendrá agua -que existe en pequeñas cantidades- y platino, ese metal muy valorado para los anillos de copromiso.
La carrera por la conquista del espacio ha cobrado un nuevo giro. Todo indica que en los próximos años el inmenso territorio de la luna será un objetivo central para las empresas. Como lo fueron Asia, África y América.