Mientras en el discurso Donald Trump ha dicho que una de sus prioridades es la de establecer una colonia de Estados Unidos en la luna, en la práctica la Casa Blanca está reduciendo los apoyos a la NASA.

Esto no representa nada nuevo en la política del nuevo presidente de Estados Unidos. Por una parte se afirma categóricamente una acción, pero por otra se niega en los hechos. Y en los hechos, ahora, la política de Trump ha sido reducir el papel del Estado en la investigación del sistema solar, y cederle a la iniciativa privada el inmenso coto del espacio.

¿Viajes redondos a la luna? Si, pero las agencias de viajes serán privadas. La NASA se hará cada vez más pequeña Y ese fenómeno ya está sucediendo. La propuesta de la Casa Blanca es reducir el presupuesto de la NASA de 19.9 miles de millones de dólaes anuales a 19.6 miles de millones en los próximos años, y dejar de mantener de manera categórica a la Estación Espacial del Espacio en unos años. En otras palabras, que el Estado restrinja totalmente su influencia en el espacio.

Ese cambio, visto históricamente, le conviene a Rusia y a China, las potencias que han demostrado su interés por expandir sus fronteras al espacio. Y también conviene a empresarios futuristas como Jeff Bezos y Elon Musk, que han diseñado nuevos modelos para colonizar la próxima frontera. Al parecer, la política de Trump los va a favorecer en el futuro.

Lo paradójico del asunto es que ninguno de ellos tiene simpatías por Donald Trump. En este amplísimo terreno, la Casa Blanca está desenrollando el tapete para que pasen sus críticos.