En el primer año de la presidencia de Donald Trump, el odio en Estados Unidos ha ido al alza. Sus insultos constantes en twitter, sus políticas de rechazo a los musulmanes y los latinos, sus amenazas atómicas contra Corea del Norte y sus declaraciones incendiarias contra los que no comparten sus puntos de vista, han impulsado la creación de nuevos grupos antirracistas y fanáticos que buscan expresiones en las redes sociales y manifestaciones callejeras que pueden desembocar en violencia.
Según una institución llamada The Southern Poverty Law Center, los grupos extremistas se han incrementado en el año de gobierno de Trump, y han llegado a ser 954 a finales del año pasado. El número de grupos neonazis se incrementó de 99 a 121 en 12 meses; los grupos anti-musulmanes crecieron de 101 a 114; y los anti-inmigrantes pasaron de ser 14 a 22.
Por otra parte, los grupos de autodefensa negra también crecieron. Pasaron de ser 193 a 233. Esto se considera una reacción natural al racismo predicado desde la Casa Blanca.
Se trata de un retroceso de varias décadas. Los grupos extremistas se sienten alentados por las arengas racistas y violentas desde la Casa Blanca, y están dispuestos a manifestarse en las calles como lo hicieron en Charlottesville. Los grupos de defensa de los negros han salido también a la luz pública, tal y como lo hicieron los Black Panthers hace más de medio siglo. Es una vuelta al pasado.