En los últimos años, lamentablemente, la Gran Barrera ha perdido la tercera parte de su riqueza coralina, debido los avatares del cambio climático, la contaminación de la costa y la prolifereción de una especie de estrella marina que se le conoce como Corona de Espinas.
Por una parte, el cambio climático ha elevado de temperatura del mar en la costa australiana, lo que produce un fenómeno conocido como «el blanqueamiento de los corales». En este proceso, los corales entran en estrés por las altas temperaturas, y liberan las algas superficiales que los protegen. Paulatinamente van perdiendo sus colores y adquiriendo el color blanco. Si la temperatura no disminuye y el estrés no baja, los corales mueren.
Por otra parte, la contaminación de los químicos que utilizan los agricultores cercanos a las playas llegan al mar dañando los corales, que se marchitan como flores dispuestas a la muerte. Y finalmente se encuentra la multiplicación de las estrellas marinas llamadas Coronas de Espinas, cuyos líquidos gástricos se vierten sobre los corales antes de devorarlos.
El gobierno australiano ha dispuesto de 379 millones de dólares para tratar de salvar la vida de la Gran Barrera de Coral. Pero ha dicho que no puede solo con la tarea. Algo hará para que los agricultores costeños dejen de contaminar las aguas y para limitar la depredación de las estrellas marinas. Pero sin la ayuda de los demás países, los latigazos del cambio climático seguirán blanqueando a los corales y llevándolos a la muerte.