El Reloj Monumental de Pachuca, que se levanta en medio de la Plaza de la Independencia, es un orgullo de la ciudad. Tiene 40 metros de alto, y es fácilmente identificable desde las montañas aledañas. Está incrustado en una torre compuesta por cuatro niveles, cuyas figuras femeninas representan ciertos momentos culminantes de la historia de México: la Independencia, la promulgación de la constitución de 1857, las Leyes de Reforma y la Guerra de Reforma. Es un monumento porfirista, conmemorativo de la Independencia en 1910, pero poca gente sabe que su mecanismo es idéntico al del Big Ben de Londres.
¿Cómo llegó el Big Ben al estado de Hidalgo? La historia se remonta a 1825, cuando los primeros grupos de mineros ingleses de Cornwall llegaron a Veracruz. De ahí se trasladaron a Real del Monte, donde iniciaron una intensa actividad minera -extrayendo plata- que duró hasta 1840. En sus 15 años de producción, los mineros ingleses lograron una armónica imbricación con el resto de la sociedad. Ellos trajeron la receta para cocinar al fuego los famosos pastes, esos panes a manera de empanadas que se hicieron populares con el tiempo, pero que en sus orígenes estaban elaborados para que los mineros pudiesen meterlos a la mina guardándolos en el interior de sus cascos. Hoy en día, hay cadenas de alimentos que venden pastes. De carne, piña, atún y mole. Todo muy mexicano, aunque el origen sea británico.
Y con los pastes llegó también el futbol. Los ingenieros ingleses fueron los primeros en enseñar a los campesinos montaraces la técnica de patear el balón y gozar con esas aptitudes. Los primeros campos de futbol salieron de las minas. El primer equipo regional se fundó en 1892. Luego las canchas y los equipos evolucionaron, claro, y en la actualidad el Club Pachuca es otro de los orgullos del estado. Con Hirving Lozano en punta, quien ahora regresó a las canchas europeas.
El origen británico de todo esto no podía cerrar su ciclo sin la presencia de un cementerio. Actualmente, es un imán para turistas. Se encuentra en una montaña boscosa junto al pueblo, y en cada lápida hay una leyenda. Ahí se dice que en las noches el viento susurra sus historias. En inglés, claro.