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Falsos fans

En twitter no todo lo que aparece es real. Eso es una verdad del tamaño de una montaña, y ha tenido consecuencias muy negativas en diferentes momentos y distintos campos. La perversa tendencia de difundir noticias falsas con una enorme variedad de fines ha sido una constante desde que la popular red saltó a la arena noticiosa internacional. En las campañas políticas de todos los países se difunden mentiras y verdades a medias para perjudicar a los oponentes. El terrorismo ha utilizado la red para infundir pánico entre la población. En Rusia, se instaló una oficina semioficial para lanzar campañas para promover enfrentamientos políticos en otros países, especialmente en Estados Unidos. Y mientras tanto, los ociosos de siempre aprovechan los momentos críticos para ejercer su estéril influencia en el mundo que les rodea. Recordemos cómo, en el último terremoto del 19 de septiembre en México, uno de estos sujetos alertaba en twitter de edificios caídos para movilizar a la población, siendo en el fondo todo falso.

Ahora la propia empresa propietaria de la red ha declarado que, gracias a las manipulaciones electrónicas en Internet -que afectan a las cuentas de las personalidades más célebres de la política y el espectáculo- y el insulso mercado de seguidores -donde los menos célebres quieren aparentar celebridad mostrando seguidores falsos-, una enorme cantidad de cuentas anónimas se han inflado de manera exponencial, y en las cuentas de personajes reales aparecen millones de seguidores que no existen.

En un intento de limpiar su propia imagen, Twitter llevó a cabo una purga para acabar con las falsedades. Y empezó -usando un término de moda- limpiando la casa desde arriba. La primera en sufrir las consecuencias fue Katy Perry, la diosa de la música para adolescentes, quien perdió 1.5 millones de falsos seguidores. Se quedó con 107 millones, y con esa cantidad sigue siendo la personalidad más seguida en todo el mundo. No sufrió gran cosa, pues. Le siguieron Justin Bieber, que perdió 2 millones y se quedó con 104, y Taylor Swift, que perdió otros 2 millones y se quedó con 83. Se dice fácil, pero esas cantidades de seguidores representan las poblaciones de países enteros.

Y hablando de política, el expresidente Barack Obama -un elíxir perdido para muchos- también salió abollado con la limpieza de la empresa, ya que perdió 2 millones de seguidores y se quedó con 101 millones. Y Donald Trump, que prefiere lanzar mensajes de twitter en lugar de gobernar, perdió 340 mil seguidores y se quedó con 53.1 millones.

En México la compra se seguidores es una práctica común, y la limpieza es muy endeble. Pero existe. Una de las cuentas de twitter más infladas de seguidores era la de Joaquín López Dóriga, que llegó a tener más del 80% de sus seguidores falsos. Y ahora su número se ha reducido. Tiene 4,649,546 seguidores reales, y 3,271,316 falsos. Algo es algo.

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