En México estamos de plácemes por el reciente aumento al salario mínimo, que pasó de 88.36 pesos diarios a 102.68. Es un incremento que no se había dado desde 1976. Según la Coparmex, de acuerdo a sus proyecciones, a finales del sexenio el salario mínimo habrá alcanzado los 290 pesos diarios. Es decir, cerca de 9 mil pesos mensuales.

En ese contexto, llama la atención la molestia causada por el incremento al salario mínimo en Estados Unidos, que alcanzó la cantidad de 15 dólares por cada hora de trabajo. De acuerdo a las estadísticas gubernamentales, uno de cada hogares en el país no puede mantener una canasta básica de alimentos completos para sus integrantes. Y en los barrios más pobres de las ciudades -como el Bronx de Nueva York- uno de cada tres niños padece hambre regularmente.

Estados Unidos es la nación más poderosa del mundo. Pero no ha podido reducir sus enormes desigualdades sociales. Ni las regionales. En San Francisco, una de las ciudades más caras del país, el nivel del salario mínimo en 15 dólares no alcanza para cubrir los gastos de una familia con dos hijos. Considerando alimentación, salud, educación, transporte, vivienda y recreación.

Los sindicatos ya están movilizados para considerar el incremento como un primer peldaño de una escalera que lleve a mayor igualdad social.

Si comparamos al salario del norte de la frontera con el que acabamos de alcanzar en México, el panorama es más sombrío. 15 dólares por hora son 300 pesos. Al día son 2,400 pesos mexicanos. En la franja fronteriza de México, donde el salario es el más alto de la República, el mínimo son 176 pesos. Una cantidad 13 veces menor.