El 10 de agosto 1519, en el puerto de Sevilla en España, se inició el fenómeno que hoy conocemos como la globalización del mundo. Este año, en esa misma fecha, la globalización cumplirá 500 años de existencia. El padre de esa aventura, Fernando de Magallanes, zarpó de Sevilla con una flota de 5 carabelas muy bien avitualladas, para darle la primera vuelta completa a la Tierra. Su fin era, al igual que el de Colón, llegar a las islas de las especias navegando por el occidente. Y volver al punto de partida.
A diferencia de Colón -que murió pensando que había llegado a la India-, Magallanes si supo que tendría que darle vuelta al nuevo continente para volver a España. Pero el trayecto era larguísimo. Navegó hacia el sur por las Islas Canarias, bordeó la costa de África por Sierra Leona y bajó hasta sudamérica hasta llegar a lo que ahora es Río de Janeiro, el Río de la Plata y la punta austral del continente, en lo que ahora se llama El Estrecho de Magallanes. De ahí la flota navegó por las islas del Oceáno Pacífico hasta el sudeste asiático, pasó por el norte de Australia y enfiló hacia el Cabo de Buena Esperanza en el sur de África, y desde ese punto emprendió el regreso navegando rumbo al norte hasta Sevilla.
El viaje fue desastroso. De las 5 carabelas que zarparon tres años atrás, solo regresó una. De los cerca de 300 marineros que salieron del puerto, regresaron apenas 18. El propio Magallanes murió a manos de los nativos en las Filipinas, en la isla de Mactán. El viaje lo completó Juan Sebastián Elcano.
Hoy en día, los alcances y obstáculos para la globalización del mundo siguen siendo enormes. La punta de lanza para derribar las fronteras y ampliar las comunicaciones y los intercambios entre los seres humanos es el Internet. Los obstáculos ahora son menos geográficos y más sociales, políticos y económicos. En el frente contra la globalización y a favor de las fortalezas regionales y nacionales figuran organizaciones y personalidades como el Brexit del Reino Unido, el Estado Islámico y los talibanes, Donald Trump y Jair Bolsonaro. Los deseos de cerrazón siguen vigentes. Ahí está el deseo de construir un muro fronterizo entre México y Estados Unidos.