Si existe una nación que ha demostrado que el atraso, la pobreza, la insalubridad, la desnutrición,  las enfermedades y el desempleo pueden combatirse frontalmente con buenos resultados a mediano plazo, esa nación es China. Un país muy importante en el mundo, por ser el más poblado de la Tierra. Y con una característica única: la combinación de los sistemas capitalista y comunista en su interior.

En 1949. cuando Mao Tsé Tung inauguró el sistema comunista para el país más poblado del mundo, China vivía en el umbral del subdesarrollo. Era una nación de comunidades dispersas con altos grados de analfabetismo y miseria. Pero en 70 años el Estado enfiló todos sus esfuerzos hacia la educación. Y en ese lapso obtuvo muy buenos resultados. El ingreso a la primaria se incrementó del 20% de los niños y niñas en 1949 al 99.95% en 2018. El ingreso a la secundaría subió del 3.1% al 100% en el mismo período. La entrada a la preparatoria se incrementó del 1.1% al 88.8%, y el ingreso a las universidades aumentó del 0.26% en 1949 al 48% en 2018.

En 1989 este esfuerzo recibió un fuerte impulso; el gobierno lanzó un plan llamado Proyecto Esperanza, cuyo emblema fueron los ojos de la niña que aparece en la fotografía. Era una niña pequeña de una aldea muy pobre en la provincia de Anhui, alejada de las grandes ciudades. La niña se  llama Su Mingjuan. Su mirada reflejaba la miseria y la esperanza de su generación. Durante su crecimiento, el gobierno construyó 19,000 escuelas en las comunidades más pobres del país, e incorporó al sistema educativo a 5 millones de estudiantes como ella.

Hoy, después de recibirse en finanzas y trabajar en un banco, la joven Su fue nombrada represente del Partido Comunista en su región. La distinción no solo obedece a su dedicación y talento. Desde que empezó a percibir ingresos, Su destinó una parte de ellos al fortalecimiento de la educación primaria en su región.

Hoy, gracias a la educación y los esfuerzos de Su Mingjuan, su país le disputa a Estados Unidos la supremacía económica del planeta.