El dinero es uno de los inventos más duraderos de la humanidad. Desde la época del trueque, el dinero empezó a abrirse paso no solamente por su valor de uso -el intercambio comercial entre las tribus-, sino también por el poder que le confiere a su dueño. Especialmente con el arribo de la era capitalista. El dinero da estatus, compra voluntades, acumula bienes, paga estudios, arma a las personas, lava culpas, dispensa indulgencias a los pecadores, cautiva a las damas sin escrúpulos, saca de la pobreza a millones de desamparados. El dinero lo puede casi todo.
En la serie llamada «Breaking Bad» de Netflix, donde un jefe de la mafia domina el mundo de las metanfetaminas y acumula millones de dólares, el personaje principal renta bodegas para amontonar los billetes que recibe. Nunca gasta su dinero. Lo acumula, como el Rico Mac Pato de los cuentos de Walt Disney. Y, al igual que la tacaña costumbre del pato, el dinero no le sirve para nada.
Pero hay otros usos del dinero. Herederos del hábito de los caudillos árabes, que viven entre el oropel y la presunción de que el dinero representa el inmenso valor de sus dueños, los capos del narcotráfico acostumbran vivir con el fulgor de los lujos. Recientemente se supo que José Antonio Yépez Ortiz, alias «El Marro» -líder de la banda de Santa Rosa de Lima en Guanajuato-, tenía una cuadrilla de 221 automóviles de lujo, todos robados, donde sobresalían marcas como Mercedes Benz, BMW, Porsche, Audi y camionetas Cheyene. Además, tiene una casa de veraneo con 7 albercas, todas unidas por puentes diseñados por computadora y el buen gusto de un arquitecto al servicio del Cártel.
Mientras tanto, con un sentido social muy elevado y un caudal de dinero muy superior al de todos los líderes del narcotráfico, Carlos Slim no gasta un solo quinto en presunciones. Su dinero no solo está puesto al servicio de la reproducción del capital, sino también al servicio de la filantropía y la educación. Slim ha ganado premios y reconocimientos en México, España, Estados Unidos por su humanismo y sus contribuciones al arte y la cultura. Eso es otra forma de utilizar el dinero.