En Japón -tal vez como en ningún otro país del mundo- el suicidio es un tema recurrente dentro de la cultura. Los antiguos samurais, que eran los guerreros que gobernaron al país durante siglos, tenían la costumbre de quitarse la vida para evitar la derrota o la deshonra. Y para ello, se enterraban un pequeño cuchillo en el vientre y lo abrían de izquierda a derecha, siguiendo un código diseñado por las tradiciones.

El tema fue plasmado en pinturas y películas, y sobrevivió al paso de los años. Siguió el camino de las viejas costumbres japonesas, como la ceremonia del té y los rituales de sumisión y servilismo de las geishas.

Pero nadie, ni en Japón ni fuera de Japón, imaginó que el suicidio fuese a multiplicarse durante la pandemia, como si el virus se diseminase también con las enfermedades y en los actos fúnebres.

Todo el mundo sabe que hay un filón trágico en el arte, pero nadie sabe sobre qué cabezas va a caer. La única mujer que aparece en la fotografía es la actriz Yuko Takeuchi, una luminaria que ganó tres veces el premio a la mejor actuación y que brilló en las pantallas por su elegancia y su belleza. Ahora encabeza una larga lista de actores y actrices que se suicidaron durante la pandemia Su muerte se produjo después del suicidio de otra actriz, Sei Ashina, de 36 años, y dos meses después de que Haruma Miura, un popular actor de televisión de 30 años, fuera encontrado muerto en su casa; junto a una nota de suicidio.

Sí. Japón sabe de suicidios, pero ahora el país está pasmado.