El gobierno de Donald Trump puede resultar excepcional en el peor de los casos. La ley sostiene que si el presidente saliente se negara a dejar la presidencia y salir de la Casa Blanca, los agentes del Servicio Secreto podrían expulsarlo por la fuerza.
De acuerdo con la vigésima enmienda constitucional, el presidente saliente debe entregar el cargo a más tardar el mediodía del 20 de enero siguiente a las elecciones. En ese momento empezará el mandato de su sucesor.
La única opción que tendría Trump para prolongar el mandato sería que alguna de las múltiples demandas que ha interpuesto resultara exitosa. Sin embargo, para que tuviera éxito, necesitaría presentar pruebas y evidencias del fraude que acusa. El propio Departamento de Seguridad ha señalado que en la elección «no hubo ningún fraude.»
Por otra parte, algunos republicanos comenzaron a expresar su desacuerdo con la intención del presidente de permanecer en el poder, El presidente del Senado, Mitch McConnell, publicó en su Twitter que “el ganador de las elecciones del 3 de noviembre será investido el 20 de enero. Habrá una transición ordenada tal como la ha habido cada cuatro años desde 1792”.
Otros sin embargo, como el senador Lindsey Graham, respaldan las acusaciones de Trump.