Ante los ojos azorados de la gente que lo ve por vez primera, el Palacio de Bellas Artes cumplió 80 años de existencia. Fue inaugurado por el presidente Abelardo L. Rodríguez en 1934, y ha sido la enorme mansión que hospeda 15 obras de los muralistas mexicanos, un telón de 24 toneladas con los volcanes más famosos de México, un conjunto de columnas y estructuras art decó, y el símbolo del águila devorando a la serpiente en la cima de su cúpula.

Considerado como un espacio colosal simbólico, comparado con la Ópera de París, el Royal Albert Hall de Londres y el Teatro de la Ópera de Viena, el Palacio de Bella Artes ha sido el escenario de estreno de las óperas más renombradas de México, y por sus muros han reverberado las voces de María Callas, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. También ha sido el entablado para los pasos del bailarín ruso Rudolf Nureyev, y más recientemente el velatorio que despidió de este mundo a Gabriel García Márquez.

Sus festejos empezaron con la presentación del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, y cerró con un recital de solistas del Museo Metropolitano de Nueva York. En el interín, un ejército de estudiantes de las escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes disfrazados de mimos, turistas y policías le hicieron los honores con ráfagas de actuaciones, y todos los paseantes le cantaron Las Mañanitas. ¡Felicidades, coloso!