La migración es un tema que une y divide a los ciudadanos mexicanos y estadounidenses. Existen amplios sectores que buscan una mayor integración económica, con fuerza de trabajo mexicana laborando en todas las tareas que existen en al estructura económica del país del norte. Otros sostienen que se trata de un nuevo tipo de vasallaje, con los norteamericanos en labores de dirección y mexicanos en labores que a veces resultan indignas.
Con la nueva administración en Estados Unidos las cosas van a cambiar. La nueva propuesta del presidente Joe Biden incluye el otorgamiento de la residencia permanente -la llamada green card- a los cinco años para los indocumentados que hayan pagado impuestos y no tengan antecedentes criminales. Tres años después, si hablan inglés y cumplen otras condiciones menores, se podrían convertir en ciudadanos de Estados Unidos.
La propuesta debe pasar en la Cámara de Representantes, que tiene una clara mayoría demócrata. Pero las reglas del Senado requieren el apoyo de 60 senadores para terminar un debate e ir a votación. Y los demócratas -que solo son 50 en el Senado- no tienen esos votos. En un país tan dividido y en medio de una pandemia, resulta casi imposible que 10 republicanos quieran ayudar a los demócratas en un tema tan polémico. En ese caso, todos volverían al pantano de origen.