En América Latina la represión ha sido un elemento constante de los gobiernos en los últimos dos siglos. Los regímenes militares y autoritarios han ido y venido en muchos países del Cono Sur, y la represión ha sido la respuesta más socorrida cuando la sociedad exige sus demandas a través de movilizaciones callejeras.
En días recientes, cientos de colombianos se manifestaron contra la pobreza y la desigualdad que han empeorado la vida de millones desde que comenzó la pandemia del coronavirus -ver fotografía-, y se han enfrentado con una fuerte represión por parte de su gobierno. Las autoridades han respondido a las protestas con la misma fuerza policial militarizada que despliega contra los combatientes rebeldes y el crimen organizado.
La violencia en Colombia podría ser el inicio da una serie de disturbios en América Latina, donde varios países enfrentan la misma mezcla explosiva de una pandemia expansiva, dificultades sociales crecientes y la caída de los ingresos del gobierno. Inclusive varias personas del partido político del presidente Iván Duque le piden que declare el estado de conmoción interna, un estado excepcional que le otorgaría amplios poderes.
Toca a las fuerzas democráticas desactivar esa bomba a punto de estallar.